El proyecto Flamenkeando nace en 2014 y empezó a andar dentro de La Bienal de Flamenco de Sevilla con el objetivo de generar un festival dentro de un paraguas tan grande como La Bienal, centrado en el flamenco fusión y con algunas de las figuras más destacadas, entre aquellos artistas que tienen una visión diferente de “lo flamenco”. El doceavo aniversario de la sala El Tren celebró el acontecimiento con una de las primeras puestas de largo de ese proyecto con un cartel que reunía a una triada de artistas con sabores muy distintos.
Tres generaciones (y tres percepciones musicales) de artistas que han sabido arrancar desde la tradición para terminar construyendo un sonido y un lenguaje propio. Artistas con años de carrera a sus espaldas, especialmente Manuel Molina desde los tiempos de Smash y Lole y Manuel, aunque ya no muy atrás se le queda Tomasito, impulsor del funky o el hip hop integrado en el flamenco, que ya cumple dos décadas desde su primer lanzamiento.
MANUEL MOLINA
Manuel Molina, icono de ese nuevo flamenco que apareció en los 70 y una de las voces más osadas del universo andaluz, con su melena, barba más crecida y ahora poblada de canas (algún crítico habló de su “porte de náufrago en isla desierta”, para después alabar su intervención en un concierto). En el Tren nos dio una lección de poesía y sabiduría flamenca por bulerías que, en los escasos veinte minutos, que duró nos hizo disfrutar y recordar.
Autodefinido como un flamenco “underground”, los últimos trabajos de Juanito Makandé han visto la luz gracias a las nuevas vías de financiación que suponen el crowdfounding. Música de chiringuito transversalmente flamenca y que, con diversas colaboraciones, hizo las delicias del respetable (aunque el público poco respetuoso con el anterior artista en espera de su ídolo).
JUANITO MACANDEFinalizó la velada Tomasito, colaborador y descubrimiento de Lola Flores, bailaor, cantante, percusionista y hombre orquesta de los nuevos lenguajes flamencos, que repaso su último trabajo musical, Azalvajao, todo un antídoto contra la tristeza y una oda al optimismo y recreó toda su discografía, retomando a clásicos rockeros y “asilvestrandonos” a todos los asistentes con sus peculiares (e imprescindibles) formas sobre el escenario. En definitiva una sugerente velada que hizo honor al acontecimiento que celebraba.
