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DOGO Y LOS MERCENARIOS. Los chicos atacan de nuevo

MAITE VERGARA /  SALA PLANTA BAJA (Granada)

“¿A que no sabéis quién volvió hoy? Los chicos de ojos salvajes que se habían marchado…”. Después de su semi-retiro de la escena musical, el legendario “sureño norteño” Juan Diego Fuentes (Dogo) vuelve a los escenarios para gozo y deleite de aquellos que tuvimos la mala suerte de nacer en el momento y lugar equivocados, privándonos así el destino de ser testigos de aquella escena punk sevillana del efervescente Flash donde fraguó su mítica carrera en los 80. Y no, no queremos ponernos melancólicos, puesto que el propio Dogo confiesa que su retorno no es fruto de ningún ejercicio de nostalgia, ni se trata de una estrategia de marketing, ni tiene más pretensión que la de abrir una nueva etapa con el siempre loable fin de disfrutar encima de las tablas y, benditos nosotros, gozar a la par de unos rotundos y electrizantes directos arropado por sus cuatro puntales, tal y como él mismo los define. Nos referimos a una excelente cuadrilla de músicos de “mala reputación” (componentes de bandas de la talla de Paul Collins Beat, Peralta, Platillos Volantes, Señor No, o Kurt Baker Combo) que, junto al madrileño afincado en León, dio brillo y esplendor a los temas más emblemáticos de su carrera en formaciones que ya son parte de la historia del rock y punk nacionales: Los Canijos y Dogo y los Mercenarios.

 

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Quien tuvo, retuvo. Durante más de hora y media, Dogo defendió con esa desvergüenza, arte y carisma fruto de la experiencia un repertorio heredero de influencias tan dispares como Burning, Leño, La Banda Trapera del Río, Veneno o Moris. No faltaron los himnos de su primer Mini-Lp Ansia (1987), de Llueve en Sevilla (1988), un disco mucho más áspero con la droga y la vida en el barrio como telón de fondo, o de ‘Mala Reputación’ (de la legendaria Nuevos Medios, 1991). Imposible no emocionarse ante la intensidad de temas como Alma y corazón (dedicada a Cayetano González) o Ángel, esa elegante oda musicada compuesta para ”El Ángel” Álvarez Caballero, poeta, artista y músico activo de la Movida madrileña en su vertiente más marginal. Y, por supuesto, tratándose de Dogo, el espíritu de Silvio se hizo presente en la sala, reverenciado en Sueños rotos y Sureños. Y todo ello con permiso del señor Lou Reed, su idolatrado letrista, al que rindió merecido homenaje con Sister Ray en su puesta de escena más gamberra e irreverente. La atmósfera lúdica y familiar que se creó tocó fin con Polígono Sur, aquel tema rompedor donde los haya en el que destacaba el tándem Raimundo Amador y Juanjo Pizarro, y que en esta ocasión regalaron a los Lagartija Nick y a los 091, sus “primos” y privilegiados asistentes entre el respetable. El telón se cerró con otro de sus himnos imprescindibles, resumen preciso de sus pretensiones a estas alturas de la película: deleitarnos con mucho Rock and Roll caliente.

 

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Puede que los chicos no sean ya ni tan chicos, ni tan marginales, ni tan peligrosos, ni que los bares (tal y como dejaron entrever) no les inspiren ya tanto…pero ni falta que les hace. “Así que corra el rumor…adivinad quién volvió a la ciudad”. Maite Vergara

 

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