ESKORZO. Alerta Caníbal Tour
PEPE CASTILLA / SALA EL TREN (Granada)
Presentando su última producción “Alerta Caníbal”, Eskorzo llenó durante dos noches seguidas la Sala El Tren. La presentación en sociedad de su última propuesta nos llevó a la exacerbación de su lado más latino y cumbiero, sin que se olvidaran por ello de los ya numerosos clásicos cosechados en más de dos décadas de trabajo con denominación de origen nazarí.
Más allá de que “Alerta Caníbal” sea un disco conceptual «alrededor de la idea del canibalismo físico, emocional, individual o social» o de como desarrollan su bienintencionado discurso sobre el compromiso social más o menos inherente a los personajes públicos, tenemos un grupo que vive cada concierto como si fuera el último y propone una incendiaria, festiva, vertiginosa y ecléctica mezcla de ritmos bailables, con diversos troncos rizomáticos, a su vez enmarañados entre sí. Entre otros (y por orden alfabético): afrobeat, afro-rumba, balkan, bullerengue, cumbia, drum&Bass, rocksteady, etc. O sea, un carnaval de ritmos y sonoridades aderezados de pogos, punk y algarabía.
Aunque de ellos se podrá empezar a decir aquello de “han llegado a su plenitud”, por suerte para todos, Eskorzo no se han curado aun de su bendito delirio por la experimentación. Ese “frenesí” que les ha hecho crecer musicalmente con una energía y actitud punk es aquel con el que se presentan. Así, de todo ello, obtienen su propio bebedizo musical, carente de prejuicios estilísticos y paseando por los bordes de la TRANSCULTURACIÓN MUSICAL.
Está claro que Eskorzo no son solo música, son espectáculo y los resultados son unos explosivos directos como signo de identidad: batería y percusión, junto con bajo y guitarra encienden la yesca, estimulan la pasión y mantienen la olla a presión, con un Zeque Olmo que debería pedir una indemnización por pluriempleo. La sección de metales adorna y tunea, inyectando calor y color, energía y euforia a una fiesta de alta temperatura. Por fin, la presencia de su cantante, titán comunicador donde los haya, hacen que sea imposible mantenerse quietos ante la arrolladora presencia del grupo.
El concierto comenzó con la intro y la descarga tropical de Zona caliente que se desgranaba al tiempo que subía el telón que ocultaba un escenario repleto de selvática vegetación y con una cuidadosa y sugerente iluminación. Tras el enmarque que suponen con estos entremeses y para seguir entrando en calor siguieron con La pena, una descarga de punk-rock y balkan style, marca de la casa. Después fueron alternando temas del último disco con los que todo el mundo estaba esperando. De hecho, la entrada hacia el “Camino de fuego” no se hizo esperar demasiado y ya, en el tercer tema emergió “Amenaza fantasma” fusión-mezcla de reggae, drum&bass, balkan, ritmo ska y toques de hip hop con letra ácida que fue anticipando un muy completo setlist que acabo repasando temas de todos sus álbumes. Continuaron con Cumbia Caníbal posiblemente una de las canciones más hímnicas y el motivo recurrente del álbum, explicita declaración de intenciones de lo que vamos a nos iba a esperar a lo largo del ritual. Continuando con el festín caníbal, los siguientes platos de la carta (Gilón, Camino de Fuego, Mala Conciencia, La tumba, Pinta la pared y Despiadado Corazón, Mambo Zombi y Alerta Caníbal) fueron oscilando entre el rocksteady, cumbias más o menos fronterizas, rumbas acanalladas, latin afrobeat o punk garnatí. Como se puede observar, el menú era de los más variado y acabo dando paso a la parte más relajada del menú, cuando Tony cogió la guitarra (Sé feliz, Ojalá estuvieras aquí, Paraísos artificiales) prendiendo otra vez la mecha con Los besos que me dabas, Clavelitos y Somos pobres, aclamadas y cantadas por todo el público. Los bises (Suave, Reggae pa’ Mai, Armas de barrio, Acelera) balancearon entre irresistibles cumbias, llamadas al carpe diem y adaptaciones strummerianas convenientemente cumbiatizadas para acabar, por no faltar a las tradiciones, con El que tenga el amor, entre una lluvia de confeti que sirvió para dar más color aún a la sala.
Como vemos extenso y eficaz repaso con el que Eskorzo agitaron al personal en uno de esos conciertos que resucita hasta a un zombi para bailar el mambo y en el que el grupo estuvo durante más de dos horas en el escenario agitando al personal, variado en grupos de edad pero entregados desde el primer momento al combo. Pepe Castilla
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