La sutil propuesta de Manos de topo es una de las más originales de la escena de grupos indie pop de nuestro país, hacen gala de unas perspicaces e irónicas letras para parodiar y tratar con humor los dramas amorosos y las relaciones de pareja.
Manos de topo está formado por Miguel Ángel Blanca (vocalista y guitarra), Alejandro Marzoa (metalófono y teclados), Eduardo Campos (bajo y coros), Rafa de los Arcos (batería y coros), y Sara Fontán (violín), procedentes de Barcelona que. Ofrecen una agradable y simpática velada que disfrutarán hasta el final los amantes de su particular estilo.
La histriónica voz de Miguel Ángel es un arma de doble filo, tan pronto como llama la atención y te adentra de lleno en la dramática interpretación, resulta un tanto irritante tras varias canciones. Sabemos que cuentan con ello. Pero es una de sus señas identificativas, que además combinan musicalmente con acertados instrumentos, como el xilófono y el violín, además de la guitarra, teclado y batería.
Generoso repertorio el de los catalanes en la sala Plantabaja de Granada, incluyendo “Collares de macarrones”, “Ingeniería nupcial”, “Fantasmas de tus agujeros” o “Bragas de bandera” y otros temas más conocidos de sus anteriores discos como “Es feo”, “El cartero”, “Morir de celos” “Pollo frito”.
Tras grabar sus cuatro primeros álbumes con el sello discográfico “Sones”, se lanzan en 2014 a auto-editar su último trabajo, “Caminitos del deseo”, producido por Ramon Rodríguez de The New Raemon, y con un premeditado trasfondo antropológico.
Trepat
Los jóvenes granadinos Trepat estrenan “La fiesta oscura” sobre el escenario del Plantabaja, con un sonido mucho más electrónico que su trabajo anterior, un grupo con influencias tomadas de la tradición española y de estilos musicales flamenco y andalusí, siempre buscando la experimentación.
Son una banda granadina compuesta en su mayoría por mujeres: Miriam (guitarra), Patri (bajo), Mari Carmen (oboe, teclados y percusión) y Rocío (batería), exceptuando la voz: Juanlu (voz y guitarra).
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En esta ocasión cambian la batería acústica por una mesa de mezclas con cajas de ritmos y sintetizadores gracias a la colaboración de Pepeda, acompañado por el psicodélico sonido de sus ya clásicas guitarras eléctricas, bajo y pandereta, haciendo bailar a los espectadores.
Recuerdan a grupos como “Dorian” o “El columpio asesino” en su trato de guitarra eléctrica y punteos distorsionados con la base solvente de la batería, completando con una voz con ese deje de ecos oscuros, quizás imprimidos de aquellas bandas pioneras en los españoles años 80.